Por Lemay Padrón Oliveros
Muchos
nos llevamos las manos a la cabeza cuando el Barcelona concretó el
fichaje del delantero uruguayo Luis Suárez el pasado verano. La
preocupación no era por la calidad del futbolista, más que
demostrada tanto a nivel de clubes como de selección, sino porque
llegaba en un momento incierto para el jugador, tras recibir una
durísima sanción de la Federación Internacional de Fútbol, que
todavía no termina de cumplir en cuanto a Uruguay se refiere.
El
plantel catalán no podría contar con el suramericano hasta octubre,
más de dos meses después de iniciada la temporada, pero a la postre
eso fue lo mejor, pues quizás de emplearlo desde un inicio la lesión
que le afectó recientemente le pudo haber vetado del segmento
decisivo de la campaña.
Además,
en lo personal pensé que el daño sicológico hecho a su persona por
tratarlo como un criminal por aquella mordida en el pasado Mundial
tendría sus costos y el subconsciente volvería a traicionarle
cuando las defensas volvieran a ser férreas. Pues bien, alguna de
los posibilidades, o las dos, no ocurrieron, y Suárez volvió a
demostrar el letal delantero que es.
En
una terna envidiable con el argentino Lionel Messi y el brasileño
Neymar da Silva, Suárez fue el complemento perfecto para
desequilibrar las defensas rivales con su gran velocidad y sentido de
la colocación.
El
trío blaugrana firmó a lo largo de la temporada 81 goles en la Liga
española, 12 en la Copa del Rey y 27 en la Liga de Campeones. Ni
siquiera en la competición doméstica fue más efectiva la terna de
los madridistas Cristiano Ronaldo, Karim Benzema y Gareth Bale, con
76 dianas. En sentido general, el tridente suramericano no tuvo
rival.
Las
cifras de goles son inferiores siempre para Suárez, pero en buena
medida esto obedece a su tardía incorporación a la nómina titular,
y su lógico proceso de adaptación. No obstante, en los partidos
importantes siempre dijo presente, si no como goleador, al menos como
asistidor.
Con
todas las acusaciones fiscales contra el Barcelona, no sé en
realidad cuánto pagaron por él, pero cualquier que haya sido el
monto, el negocio les ha salido redondo.
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