Pero paso
a paso, primero va el Mundial, en octubre en Doha, para al cual ni siquiera
estamos clasificados, porque eso requerirá terminar entre los cinco primeros en
el clasificatorio previsto en agosto en Puerto La Cruz. Venezuela.
No debe
haber problemas para lograr esas clasificaciones, pero siempre es un peligro ir
a un evento que es por eliminación directa, porque un sorteo enredado o una
mala noche pueden dejar fuera a cualquiera.
Pero
bueno, supongamos que vamos con equipo completo, o por lo menos que no faltan
nuestras principales figuras: léase Yosbany Veitía (52), Robeisy Ramírez o Andy
Cruz (56), Lázaro Álvarez (60), Yasnier Toledo (64), Roniel Iglesias o
Arisnoidis Despaigne (69), Arlen López (75), Julio César La Cruz (81) y Erislandy Savón
(91). Ojalá estuvieran también los representantes de los extremos, pero igual
no creo que lleguen a las medallas en sus respectivos pesos.
En
cualquier caso, entre los mencionados debe estar el trío dorado que
teóricamente regresaría a Cuba al primer puesto del medallero general, pues esa
ha sido la tendencia en los últimos Mundiales. Dada la paridad existente en la
actualidad entre las potencias de Europa, con tres oros debe bastar para reinar
tanto en la justa del orbe como en la estival.
Luego de
la gran experiencia que ha significado la Serie Mundial de
Boxeo, independientemente de la calidad mediocre de la mayoría de los combates
y contendientes, es este el momento para que la armada caribeña vuelva a
asaltar el trono.
A
diferencia del Mundial anterior, ahora se llega a la justa planetaria con una
apreciable cantidad de asaltos, y eso siempre es importante para ganar en
confianza. La madurez alcanzada por Veitía, Toledo y Savón hacen pensar que
estamos a las puertas de sus consagraciones definitivas, y podrían dar el apoyo
necesario para que los más veteranos y avalados completen la faena. Este es el
año de Cuba, desde ahora me atrevo a decirlo.
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