Mal andamos en el fútbol cubano. Acaba de informarse que Raúl González Triana volverá a fungir como nuevo director técnico de la selección nacional absoluta, en sustitución de Walter Benítez.
La razón no fue oficialmente anunciada, pero no parece
responder a cuestiones deportivas, pues vino acompañada del anuncio de sanciones
de dos años de separación del fútbol para cuatro jugadores: los volantes Yordan
Santa Cruz y Tomás Cruz, el defensa Renay Malblanche y el delantero Yoandir
Puga.
De acuerdo con lo divulgado hasta ahora, ellos cometieron
indisciplinas graves en la visita a Jamaica, donde la selección nacional
efectuó recientemente un partido de fogueo, y la cercanía de ambas decisiones
lleva a la sospecha de que una cosa tiene que ver con la otra, más aún porque
había total convencimiento en la capacidad de Benítez hace apenas unas semanas
para encarrilar a Cuba en las eliminatorias regionales rumbo a la Copa Mundial de Rusia-2018.
Sin tener una real oportunidad de mostrar su valía sobre
la cancha, sale de escena el preparador por otros motivos. No trato de quitar
importancia a lo que pudo suceder en Jamaica, pero ¿hasta qué punto un técnico
puede ser responsabilizado por la actuación extradeportiva de sus pupilos?
Claro, está la labor educativa y formadora inherente a cualquier director
técnico, pero no está en la cabeza de sus muchachos. Hemos vivido antes este
tipo de sanciones en otros deportes, y la experiencia dice que no son positivas
en cuanto a los preparadores.
Por su parte, Triana asumirá su tercer mandato, pues
estuvo al frente de la selección mayor en dos ocasiones: 2006-2007 y 2008-2012,
en ninguna de ellas con buenos resultados deportivos, como sí los tuvo en las
categorías menores, con la clasificación al Mundial sub-20 del 2013 y el bronce
en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Veracruz-2014.
De entrada, va a tener que redoblar esfuerzos, porque
sigue siendo el adiestrador de la escuadra sub-23 que se prepara de cara a las
eliminatorias olímpicas para Río de Janeiro-2016, donde pienso que tenía más
posibilidades de triunfo.
Ese aspecto hace pensar en la notable falta de técnicos de
nivel en el fútbol cubano. Existe un Campeonato Nacional (muy corto, pero
existe), donde hay equipos de todas las provincias, pero los directores no
tienen el nivel necesario como para competir internacionalmente. Benítez había
pasado cursos de superación y diseñado toda una estrategia para estas
eliminatorias, y de pronto todo queda trunco, esperamos que solo temporalmente.
Por lo pronto, Triana debutará el próximo 2 de junio
cuando Cuba se mida al club estadounidense Cosmos de Nueva York en el Pedro
Marrero, pero me quedan grandes dudas de si este cambio de mando será positivo.
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