miércoles, 4 de febrero de 2015

No, no y no

Por Lemay Padrón Oliveros 

Primer no. NO se cambia tan drásticamente un equipo que lució bien pese a perder. De un día para otro, sin importar que el lanzador era zurdo, se modificó en demasía la alineación, para dejar una con tres bateadores de la mano equivocada: Giorvis Duvergel, Yadiel Hernández y Alexander Malleta, fuera de sus turnos habituales. ¿Los pinareños, todos derechos, lo hicieron tan mal? ¿Peor que los refuerzos? Si a esto se suma que dentro del mismo juego, por segundo día consecutivo, no se sacó a Duvergel cuando el marcador todavía estaba cerrado ante lanzador siniestro, se regalan más outs de la cuenta.
Segundo no. Si ya se da el juego por perdido (algo más que evidente cuando se dejó a Jonder Martínez terminar el juego), debería aprovecharse entonces para que jueguen los otros convocados: Alexei Bell, Lourdes Yunielky Gourriel o Yovany Peraza. Para eso se llevaron tantos jugadores de posición y menos lanzadores, ¿o no?
Tercer no. NO entiendo por qué Alfonso Urquiola cambia (o le cambian) el chip cuando dirige a una selección nacional. Cuando estuvo frente al Cuba fue la famosa polémica del tercer catcher, y ahora trastoca totalmente una alineación y la deja sin un primer bate natural (Roel Santos o Dainier Moreira), con Malleta de séptimo (abrió dos entradas), y tres zurdos en línea (que no fueron tal porque Cepeda se vira a la derecha, pero en los últimos años no es igual bateando así).
Si tras el primer juego se discutían jugadas puntuales, ahora el vendaval crítico debe ser muy superior, porque además de lo mencionado más arriba, la ofensiva sigue sin producir a la hora buena, con demasiados imparables sin hombres en base o en primera, pero prácticamente nula cuando hay corredores en posición anotadora.
Las veleidades de este torneo permiten que un equipo con solamente una victoria pueda llegar a semifinales, así que si Yosvany Torres saca la cara este miércoles, todavía hay posibilidades de clasificar, pero hay que hacer las cosas bien. Mientras haya vida, hay esperanza, y el apoyo a este combinado no cesará, pero más allá de ganar o perder, siempre me ha interesado jugar bien. Con lo sucedido en este segundo juego NO puedo quedar satisfecho.

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