miércoles, 30 de julio de 2014

Si hay desquite, no hay agravio

Por Lemay Padrón Oliveros

Julio Alfredo entre los destacados.
En definitiva la joven escuadra cubana de béisbol dirigida por Alfonso Urquiola completó una inesperada barrida contra la universitaria de Estados Unidos, y así se devolvió el escobazo sufrido el pasado año en la visita por suelo norteño.
Desde el mismo desafío inicial se vio un equipo distinto a los presentados por Cuba en los últimos torneos internacionales, pese a ser este de figuras inexpertas y sin grandes nombres.
Quizás eso mismo les ayudó a jugar más sueltos y sin compromiso, y las cosas les salieron casi a la perfección. De entrada, se diferenciaba de su más cercano predecesor en el hecho de haber sido conformado como un verdadero equipo, y no como una constelación de estrellas a base de rendimiento constante y sonante. Los que estaban se lo ganaron, pero sobre el terreno, tanto en la pasada Serie Nacional como en los entrenamientos.
Esta vez pudieron acoplarse mejor, y por eso desde el principio pensábamos que podían ganar el tope, pero jamás nos pasó por la cabeza que se impusieran en los cinco desafíos. A las excelentes actuaciones monticulares (solamente desentonó Pedro Durán), se unió un bateo oportuno, buen corrido de las bases, adecuada sintonía entre velocidad y ofensiva, y muy buena defensa.
Solamente de esta manera pueden lograrse cinco éxitos frente a una escuadra que tradicionalmente, y esta vez no fue la excepción, está plagada de talento y con muchachos que dominan el ABC de la pelota. Su gran pitcheo, con nombres que seguramente resonarán más tarde en la Gran Carpa, pudo ser descifrado en los momentos claves, y esta nómina caribeña logró exprimir al máximo cada oportunidad que tuvo para anotar.
«El librito» Urquiola volvió a demostrar que sabe guiar como pocos una novena, en la cual hizo los movimientos exactos tanto para avanzar a un corredor, como para cambiar a un lanzador.
Muy agradable resultó ver la consagración de Ramón Lunar, Frank Camilo Morejón, Yordan Manduley, Raúl González, Norge Luis Ruiz y Carlos Juan Viera, junto a los despuntes de Julio Alfredo Martínez, Luis Yander La O, Yadiel Hernández, Luis Alfredo Valdés o Vladimir Gutiérrez. No hay dudas, el relevo está ahí, solamente hay que darle confianza y quitarle presión.

jueves, 24 de julio de 2014

La Serie que viene

Por Lemay Padrón Oliveros 

Hace unos días se dio a conocer el sorteo para la venidera Serie Mundial de Boxeo, la cual tendrá varias novedades con respecto a la anterior, con la vuelta de franquicias que existieron anteriormente, y la inclusión de otras.
Serán ahora 12 los equipos y no 10 como el año anterior, aunque se mantiene el formato de dos grupos que se enfrentan todos contra todos en topes de ida y vuelta. 
Sin embargo, a diferencia del año anterior, el ganador de cada llave esta vez no afrontará los cuartos de final, sino que está sembrado en semifinales, un merecido premio para quien más se entregue durante toda la fase eliminatoria. Pero además, la V Serie Mundial tendrá el atractivo extra de servir como primer evento clasificatorio para los venideros Juegos Olímpicos de Río de Janeiro-2016, y eso seguramente elevará el interés de los principales pugilistas del mundo y por ende, la calidad del certamen. 
Esta versión que acabamos de vivir no contó con la asiduidad esperada de los mejores boxeadores del estilo olímpico, quienes rotaron bastante en cada plantel, a excepción de Cuba, que casi siempre peleó con los mismos. 
En las postrimerías de la IV Serie el técnico principal de la escuadra caribeña, Rolando Acebal, exteriorizó a este reportero su interés de rotar más en la versión venidera, pero el incentivo de los boletos estivales será un problema, porque si se rota cada púgil tiene menos opciones de sumar puntos, y así es como se deciden los clasificados. 
Por eso me parece que esta V Serie será para Cuba muy parecida a la IV, aunque la nómina sea de 30 integrantes. 
Este método clasificatorio se antoja más accesible y más justo, porque en un torneo Mundial o continental todo puede perderse en una mala noche, o por cruzarse demasiado pronto con un oponente de prestigio, o hasta por un mal arbitraje o un golpe de suerte del contrario. 
Seguramente el nivel subirá con respecto a la Serie pasada, pero hay más oportunidades de alcanzar el cupo porque habrá más combates, y Cuba debe tratar de recoger la mayor cantidad de pasaportes en esta lid, para dejar “en el aire” dos o tres divisiones solamente, a buscar su derecho en un torneo más corto, donde cualquier cosa puede pasar. 
Si en los más recientes Juegos Olímpicos no hemos podido asistir con escuadra completa, en estos se abre el abanico de posibilidades y probablemente volvamos con toda la nave insignia a la lid bajo los cinco aros.

viernes, 18 de julio de 2014

¿Ganar o jugar bonito?

Por Lemay Padrón Oliveros 

Colombia enamoró en Brasil-2014.
Este debate, esencialmente futbolero porque en la mayoría de los deportes el pragmatismo deja los lucimientos estéticos solamente a individualidades, se reabre cada vez que se celebra un gran torneo de selecciones nacionales.
 A nivel de clubes se puede dar, pero como los torneos son más largos, hay tiempo para experimentar con diferentes estilos de juego hasta encontrar el que más acomode al técnico y los jugadores, porque hay margen de error. En Mundiales, Eurocopas o Copas América esto se reduce al mínimo, y hay que estar muy atinado desde el principio.
 Además, el tiempo de trabajo en un club es inmensamente superior al de una selección nacional, donde en la mayoría de los casos los futbolistas se reúnen pocos días antes de iniciarse el evento y hay que apurar la química. Por eso se trabajan tanto las jugadas a balón parado, la variante ideal para cuando no se funciona bien a nivel colectivo.
 Volviendo a la pregunta del comienzo, si usted tiene una selección talentosa y básicamente joven puede apostar al espectáculo, sobre todo si ese equipo no está entre los llamados Grandes, porque a estos últimos siempre se les exige el título, y es raro el caso en que se mantiene a un cuerpo técnico si los resultados no son los esperados, como sucedió con la Alemania flamante campeona en Brasil-2014.
 Joachim Loew no pudo levantar el trofeo ni en la Eurocopa de 2008, ni en la de 2012, ni en el Mundial de 2010, pero en todas las competencias se codeó con los mejores, y fue mantenido en el cargo. Los resultados llegaron finalmente, con esos mismos jugadores que muchos tacharon de perdedores, de no saber ganar el juego bueno.
 Ganar y jugar bonito es prácticamente un lujo en estos tiempos de resultadismo a ultranza, donde los puestos directivos duran a veces menos que el mismo torneo en cuestión. A la larga lo que queda es el campeón, dicen los más pragmáticos, y no les falta razón, aunque también se recuerdan “perdedores” vistosos como la Hungría de 1954, la Holanda de los 70 o probablemente la Colombia de este 2014.
 Mucho está en juego en pocos partidos, y la prioridad en la inmensa mayoría de los casos es la defensa, porque remontar un gol en contra es tarea de Grandes. Por ejemplo, en este mismo Mundial lo hicieron solamente Alemania, Brasil (no sin ayuda arbitral), Holanda y Costa Rica, que tampoco jugó de manera vistosa, pero sí muy efectiva y su mejor cara se vio precisamente cuando debió volcarse al ataque.
 En este debate será difícil poner de acuerdo a todo el mundo, y entonces solamente daré mi criterio. Si se puede jugar bonito y ganar, perfecto, pero la prioridad es ganar, y los mismos aficionados que exigen florituras sobre el terreno, celebran hasta la locura cuando se avanza en penales y pidiendo la hora. Para el fútbol arte existen tres años y 11 meses; el Mundial es para ganarlo como sea (dentro de las reglas y sin favores “externos”, claro está), ¿no le parece?

jueves, 17 de julio de 2014

De zurda, el golazo de Telesur

Por Lemay Padrón Oliveros

Anoche me sentí extraño. Luego de más de un mes siendo televidente fijo del programa De Zurda, de la cadena latinoamericana Telesur, anoche no supe qué hacer a las nueve y media de la noche.
 Poco acostumbrado a seguir programas de televisión, me enamoré del proyecto desde que se anunció la presencia de Diego Armando Maradona, a quien siempre he admirado y hacía tiempo no escuchaba.
 Me satisfizo enormemente constatar que no ha perdido lucidez, valentía en sus criterios ni buen humor para lo mismo elogiar una gran actuación que criticar cualquier barbaridad.
 Criterios aparte, y no siempre coincidentes por supuesto, fue muy instructiva su presencia, rociada de anécdotas de sus tiempos de jugador tanto con la casaca albiceleste como en los clubes, conversados amenamente junto al periodista Víctor Hugo Morales, a quien solamente había escuchado en algunas pocas de sus muchas narraciones memorables.
 Pero sin dudas lo que no tenía desperdicio eran los intercambios con leyendas actuales y pasadas del más universal de los deportes, desde el simpático encuentro con el Tino Asprilla hasta los momentos de desazón compartidos por Bebeto y Careca, pasando por el programa junto a Rivelino, para mí también el más entrañable de todos, porque desbordaba como ninguno simpatía, empatía, admiración mutua y buen humor, que dejó completamente sin efecto las barreras idiomáticas.
 El programa era conducido por un argentino y un uruguayo, pero hubo momentos para toda Latinoamérica, como esperábamos nosotros, lo que no estábamos directamente representados en Brasil-2014.
 Por eso me quedó un gran vacío este lunes cuando ya no hubo programa, pero me quedo con esos grandes momentos, con el apoyo a todas las selecciones de nuestro continente, el respaldo a Luisito Suárez por el excesivo castigo recibido y la canción de presentación y despedida, verdadero compendio de integración latinoamericana.
 Y ojalá vuelta De zurda para el próximo Mundial, o mejor antes, en la venidera Copa América.

martes, 15 de julio de 2014

Argentina, con la frente en alto

Por Lemay Padrón Oliveros

Ganó el mejor. No siempre ocurre, pero esta vez fue así. Triunfó quien mejor lo hizo a lo largo del Mundial de Brasil-2014, y al que las cosas le salieron mejor también en la final.
Argentina tuvo sus oportunidades de entrar en la historia, pero ni Gonzalo Higuaín ni Rodrigo Palacios superaron la barrera llamada Manuel Neuer, y hoy Alemania festeja su cuarta estrella, primera para un europeo en el Nuevo Mundo, en vez de Argentina su tercera.
 Era complicada la tarea para los pupilos de Alejandro Sabella, que llegaron al Mundial esperanzados con su poder de fuego y se marchan con la pólvora mojada; a la hora de la verdad fue lo más criticado, la defensa y el portero, lo que mejor se comportó en la tropa albiceleste, mientras que la línea de ataque nunca estuvo fina del todo y solamente mostró chispazos, incluido Lionel Messi, injusto ganador del Balón de Oro. Lo mereció hasta octavos de final, pero de ahí en adelante se diluyó y no hizo méritos como para opacar lo logrado en menos desafíos por el colombiano James Rodríguez, o la entrega sin límites de Bastian Sweinsteiger, para mí el otro justo merecedor del galardón.
 Pero Argentina no tiene motivos para lamentarse. Se plantó de tú por tú con una escuadra mucho más profunda que la superaba en casi todos los órdenes, y que además durante el Mundial no lamentó grandes ausencias.
 A esta generación teutona la frustraron solamente, una y otra vez desde 2006, Italia y España, por eso al irse ambos equipos en la fase de grupos deben haber respirado tranquilos. Fueron sin dudas el plantel más contundente de la justa del orbe, y por eso el gran mérito de los argentinos de llevarlos hasta el alargue y estar a pocos minutos de los penales, gozando incluso de más opciones claras de gol.
 Pero ya se sabe, los alemanes a la hora buena no fallan. Solamente tuvieron dos claras, una la estrellaron al poste, y la otra la fue a buscar Romero al fondo de las redes; las de Argentina ni siquiera pasaron entre los tres palos.
 Sin Di María la armada albiceleste dependería mucho más de Messi, y el genio tuvo solamente un par de jugadas de peligro, resueltas sin mucho sobresalto por la zaga teutona. En el resto del partido estuvo muy bien custodiado, como mismo le hicieron en Sudáfrica-2010 y en los más recientes duelos Bayern-Barcelona.
 El gran mérito de los suramericanos estuvo en la recuperación y la defensa, escudados en el muro llamado Javier Mascherano. Tres prórrogas en cuatro partidos de vida o muerte incidieron en que los subcampeones se quedaran sin piernas en las postrimerías, pero siguieron jugando con el orgullo y el corazón.
 Por eso, hoy toda Latinoamérica sale con la frente en alto gracias a Argentina.

sábado, 12 de julio de 2014

Añorado Messi (as)

Por Lemay Padrón Oliveros

Como nunca antes en esta Copa Mundial, para la final ante Alemania Argentina necesitará el máximo brillo posible de su principal estrella: Lionel Messi.
El cuatro veces ganador del Balón de Oro comenzó muy arriba en Brasil-2014, pero poco a poco se ha ido diluyendo, y si no saca la cabeza y tira de su magia este domingo, no veo muchas oportunidades para que la casaca albiceleste llegue a lo más alto.
Aunque se recupere Di María, no debe estar a su mejor nivel, como no lo está tampoco el Kun Agüero, y en todo el campeonato Higuaín ha dado solamente destellos de su olfato letal. Lavezzi ha hecho su trabajo y Palacios ha lucido también dentro de lo poco que ha jugado, pero en sentido general la delantera argentina, el arma más temible precompetencia, ha estado por debajo de lo esperado, muy por debajo.
Por eso la imperiosa necesidad de que Messi vuelva a ser decisivo y no se deje intimidar por un mediocampo que ya sabe lo que es apagarlo totalmente, como hicieron hace cuatro años, o más recientemente en el duelo Barcelona-Bayern Munich. Ese no puede ser el Messi que veamos el domingo, o la Copa volverá a ser un sueño.
Lo mejor que tiene Argentina de su lado es no ser favorito, llegar a la final ya fue un gran mérito para esta selección que no ha podido convencer a nadie, aunque no haya perdido ningún partido.
Hasta el momento no han enfrentado a una selección del calibre de la alemana, con muy pocas fisuras, enormidad de variantes ofensivas y sólida defensa, liderada por el portero Manuel Neuer, un grande ya en su posición. Con Suiza les bastó controlar a Shaqiri, con Bélgica a Hazard, y con Holanda a Robben, pero la maquinaria teutona tiene muchas más variantes.
No obstante, si el Real Madrid fue capaz de humillar al Bayern, que es casi decir Alemania, Argentina los puede derrotar. Será muy difícil evitar algún gol germano, como han hecho hasta ahora los albicelestes con sus rivales en la fase de vida o muerte, pero tienen que encontrar la manera de llegar al arco germano, como han hecho casi todos los equipos que han chocado con la armada bávara.
Si cae un gol tempranero probablemente todo se eche a perder, pero si se mantiene la igualdad podremos ver un buen partido para coronar este Mundial, que ha tenido de todo, solo falta para coronarlo que la Copa quede en Latinoamérica.

viernes, 11 de julio de 2014

Argentina saca la casta


Por Lemay Padrón Oliveros

Cuando no hay fútbol, que es esta selección argentina es como decir: cuando no aparece Messi, pues hay que tirar de la casta. Con eso, por arrobas, volvió Argentina a una final de un Mundial, para intentar tomar venganza de Alemania, 24 años después del robo de Codesal en Italia-1990.
El Chiquito Romero se hizo gigante bajo los tres palos en la definición por penales, echando mano quizás a toda la energía que ha ahorrado en los demás partidos porque prácticamente fue de vacaciones a Brasil, y le han atacado menos que a los Estados Unidos en toda su historia.
Tiene su mérito, es verdad, pero si hoy Argentina piensa en el juego del domingo y no en el del sábado se lo debe a Javier Mascherano, el pulmón del equipo, el que aparece dondequiera, menos en zona de ataque; ya eso sería pedirle demasiado.
Su nombre debía ser grabado en el Obelisco de Buenos Aires, porque borró completamente de la cancha a un Arjen Robben que venía en plan de aguafiestas y se marchó nuevamente por la puerta de atrás. Las pocas veces que pudo levantar el ánimo de los seguidores holandeses estuvo su sombra detrás para decirle: ¡Hasta aquí!
Y es que esa compuerta del mediocampo llamada Mascherano le ha ahorrado cada trabajo a la zaga argentina que ahora mismo debe estar todavía durmiendo de agotamiento. Cuando asustó con una posible conmoción cerebral pensé que ahí mismo terminaba Argentina, pero se recuperó, y de qué manera.
Prácticamente todo el equipo albiceleste trabajó de maravillas para contener a esta versión de la Naranja Mecánica demasiado dependiente de los desbordes de Robben; solamente queda la nota baja para la delantera, que sigue produciendo poco o nada, y hasta perdonó las más claras del partido con la de Higuaín y las dos casi seguidas en el tiempo extra.
No hubo mejor manera para celebrar la Fecha Patria, salvo que el rival hubiera sido Inglaterra, pero ya esos quedaron en el camino hace rato y vacacionan en cualquier rincón soleado del planeta.
Sabella ha movido sus piezas, pero en realidad arriba no le han funcionado; por el contrario, la contención y la defensa se han complementado a la perfección, y gracias a eso volverá a sonar el himno argentino en una final. Con la casta también se ganan partidos.

martes, 8 de julio de 2014

El último vuelo de La Saeta

Por Lemay Padrón Oliveros 

La Saeta Rubia, Alfredo Di Stéfano, acaba de realizar su último vuelo. Partió de Madrid  hacia el Olimpo de los Dioses del fútbol, dejando a su paso una estela de triunfos, títulos, simpatía y goles, muchos goles.
El hombre que creó con sus botines la leyenda del Real Madrid casi invencible de los años 50 y 60, el que cimentó el pedestal de Rey de Europa, falleció víctima de un infarto, cansado ya de combatir la arritmia con su corazón de casi 90 años.
 Su grandeza fue tal que todos en el Imperio Merengue le perdonaron haber jugado los últimos años de su carrera en el Espanyol, sí, ese mismo de la ciudad prohibida para la Casa Blanca del fútbol. El otro grande del Madridismo, Santiago Bernabéu, le había dicho que ya no estaba para esos trotes, pero Di Stéfano se resistía a colgar los botines y sin pensarlo dos veces se fue con su música a otra parte.
 Una música que hizo que por primera vez se hablara de quién era el más grande futbolista del mundo, banquete en el cual entraron luego otros comensales como Pelé, Beckenbauer, Cruyff, Maradona, Ronaldo, Zidane, Messi y no sé cuántos más, según sea el gusto de cada cual.
 Pero Don Alfredo fue el primero, el mismo al que le quisieron negar la gloria porque el destino lo privó de disputar un Mundial, pero el fútbol es mucho más que eso. El único que hasta donde sé fue capaz de salvar un gol en su propia portería sobre la línea de meta y anotar de cabeza para los suyos en la continuación de la jugada, recorriendo todo el campo como si fuera el patio de su casa, en aquella época en que no había mucha especialización y todos hacían de todo en una cancha. Por eso un testigo del acontecimiento, dijo una vez: mientras nadie más haga eso, para mí seguirá siendo el mejor de todos.
 El paso de los años lo convirtió en una especie de gruñón, un tipo que, sabedor de estar por encima del bien y del mal, decía lo que le venía en gana, sin mirar mucho a quien le sentaba bien o mal. La FIFA debió inventar un Super Balón de Oro para premiarlo, y el Madrid lo puso de presidente honorario, que si bien en teoría es un puesto ornamental, todos dicen que se le consultaba como a un oráculo para hacer cualquier fichaje.
 Tipo genial con balón y sin balón, legó a la posteridad varias frases famosas, como aquella que tanto odian los enemigos del Madridismo: “El Madrid fue capaz de ganar con Franco, con Felipe González y con Aznar, y seguirá ganando”, en alusión al eterno debate sobre si su Madrid fue favorecido por la dictadura franquista.
 Argentino de nacimiento y español por adopción, la Saeta Rubia marcó y marcará la historia del fútbol mundial, aunque llegue el día en el cual se juegue con un balón 100 veces más ligero que aquellos que él hacía llorar con sus potentes disparos.

lunes, 7 de julio de 2014

El peso de la camiseta

Por Lemay Padrón Oliveros

Pareciera de leyenda, pero es real. Sobre un escenario deportivo, ya sea terreno de fútbol, de béisbol, tabloncillo de baloncesto, etc., la historia juega su papel.
Aparentemente todo se decide entre los protagonistas pero, como en los mitos griegos, los dioses guían los pasos de ellos y, como hacían Ares o Febo, conducen desde el éter lo que sucede antes nuestros ojos.
 La historia, o la camiseta, pesa, y de ella tiran muchas veces los equipos cuando las cosas no les funcionan adecuadamente sobre el campo, como les ha sucedido en este Mundial de fútbol a varios equipos.
 Los cuatro semifinalistas pueden sentirse tocados, porque Alemania salvó un empate de última hora con Ghana y derrotó a Francia con un gol rasante en la ilegalidad, Brasil arrolló a Colombia más con ímpetu y condescendencia arbitral que con fútbol, Argentina frenó a Bélgica sin jugar de manera brillante y con un chispazo, y Holanda sacó del Mundial a Costa Rica en la lotería de los penales, tras estar también cerca del ridículo ante México.
 Ahora las cosas cambian, porque los cuatro equipos involucrados tienen historial semejante y las guerras serán de poder a poder. La camiseta ahora no contará demasiado, y sí lo que suceda en los estadios, donde salen todos en igualdad de condiciones, aunque los planteles latinoamericanos tengan sensibles bajas.
 Tanto Brasil como Argentina parecen venir de menos a más, al contrario de Alemania y Holanda, pero este hecho y el amplio respaldo del graderío son compensados con la pérdida de Neymar en las filas auriverdes, y Di María en las albicelestes.
 Todos saben lo que ha representado Neymar para este equipo carente de imaginación y construido de atrás hacia delante. En los dos últimos desafíos quizás no pesó tanto directamente en el marcador, pero siempre gravita.
 En el caso de Di María, era el único que acompañaba con tino a Messi en labores ofensivas, y fue fundamental en los dos desafíos de vida o muerte; habrá que ver si alguien puede ocupar adecuadamente su plaza de fiel escudero.
 Alemanes y holandeses, por el contrario, exhiben sus maquinarias completamente engrasadas y tampoco han sentido demasiado el agobio de jugar bajo altas temperaturas, por eso prometen ambos desafíos.
 La final soñada de Latinoamérica corre peligro por las lesiones, ojalá que quienes los sustituyan lleven con decoro el peso de sus camisetas.

domingo, 6 de julio de 2014

Pura vida a la holandesa

Por Lemay Padrón Oliveros

Tumbar a tres campeones mundiales y uno europeo no estaba en los planes de los costarricenses más soñadores antes de Brasil-2014, pero esta plantilla, que mezcla en el cuerpo técnico a los mejores futbolistas ticos de la historia, el delantero Paulo César Wanchope y el portero Luis Gabelo Conejo, no ha creído en grandes.
Una de las grandes fortalezas del técnico colombiano Jorge Luis Pinto fue rodearse de lo mejor del balompié tico para guiar esta selección, y hacerla sólida cuando pocos creían en sus posibilidades.
Figuras que destacan en el colectivo como un Keylor Navas inmenso en la portería, Bryan Ruiz como creador en el centro del campo y Joel Campbell imparable en la delantera, han puesto a Costa Rica en la historia, con su primera incursión en los cuartos de final, o lo que es lo mismo, asegurar un puesto entre los ocho mejores de un Mundial.
Ahora que se habla bastante del sicólogo que necesitan los brasileños, Costa Rica ha apostado por un sociólogo, que según dijo él mismo es una ventaja porque es capaz de ver el conjunto y sus aspectos de manera más integral. La fórmula, empleada entre otros por el legendario entrenador estadounidense de baloncesto Phil Jackson, ha rendido sus frutos, aunque ha sido sobre la cancha donde los ticos han gritado a pura garganta: ¡Pura vida!
Esa fortaleza mental les hizo soportar el asedio griego cuando jugaron casi una hora con un hombre menos, y les ha hecho ganarse el corazón de todos los latinoamericanos, que la quieren ver todavía más lejos, y proclamar a los especialistas que las distancias se reducen cada vez más.
Sin embargo, Holanda es un escollo bien difícil. Dejó fisuras ante México que el Tri no fue capaz de aprovechar, pero al menos le enseñó a los ticos lo que no se puede hacer: entregarles la pelota.
Costa Rica no es de dominar la posesión, pero deberá cuidarse mucho de echarse atrás, porque le vendrá un vendaval naranja de gran categoría. Hombre por hombre no hay dudas, los europeos son superiores, pero los ticos eso lo han echado por tierra anteriormente.
Aquí pudiera jugar un papel importante el físico, pues los centroamericanos terminaron extenuados su duelo contra Grecia, y los holandeses estaban frescos como una lechuga y listos para liquidar a los mexicanos en tiempo extra, si hubiera hecho falta.
A su temible delantera, la nueva versión de la Naranja Mecánica, mucho más pragmática, suma mediocampistas batalladores y una zaga envidiable, que le evita problemas a su inexperto portero. Creo que a Robben van a tener que matarlo para que le vuelvan a pitar otro penal por la gran polémica creada en el juego anterior, aunque sigo pensando que era pitable, menos que el del primer tiempo, pero pitable al fin.
Mi corazón está con los ticos por lo que han hecho hasta ahora, pero la razón inclina la balanza a los holandeses. En unas horas sabremos cuál se impone.

viernes, 4 de julio de 2014

Jogo bonito en disputa

Por Lemay Padrón Oliveros 

Un Mundial de fútbol en Brasil sin Jogo bonito es como un arroz con pollo sin pollo, una cerveza sin alcohol o un dulce sin azúcar. Tan inherente es esto al fútbol brasileño que cuando se trata de cambiar ese sello de identidad obligatoriamente deben regresar con el título, so pena de ser linchado en una favela.
 Lo logró con éxito Carlos Alberto Parreira en 1994, y a medias Luiz Felipe Scolari en 2002, pero en ambos casos hubo cracks que les sacaron las castañas del fuego, como Romario, Bebeto, Ronaldo, Rivaldo y Ronaldinho. El propio Dinho pudo haber estado en esta selección de fútbol chato que viste indistintamente de verde, azul, blanco y amarillo pero sobre la cancha se muestra gris, pero Scolari no lo quiso convocar.
¿Quién pone el jogo bonito en Brasil? Pues Colombia, precisamente el escollo que tendrán los anfitriones este viernes en su afán por enterrar el Maracanazo. Pero lo dije antes y lo repito ahora, al menos los de 1950 llegaron hasta la final; a este equipo todavía le faltan dos victorias para al menos igualar ese resultado.
Sinceramente, por lo mostrado hasta ahora no tienen para ganarle a Colombia o a quien emerja triunfador del duelo europeo entre Francia y Alemania.
Tendrían que variar muchas cosas, o producirse una injusticia mayúscula, que tampoco son insólitas en el fútbol.
De cualquier manera, Brasil está vivo, y mientras está vivo los admiradores de su fútbol siempre esperamos que jueguen como saben hacerlo.
Desgraciadamente la línea de ataque de este plantel está entre lo peor que han exhibido en toda su historia mundialista, y si tampoco Oscar explota como el 10 pensante, desequilibrante e incisivo, se trata de una muerte anunciada.
Neymar, como Messi en Argentina, no puede hacerlo todo solo, y menos ahora que según se ha dicho ha recaído de la lesión sufrida con el Barcelona.
En la valla contraria viene un inmenso James Rodríguez, a quien, con la ausencia de Luiz Gustavo por acumulación de amarillas, Felipao tendrá que ponerle otro perro de presa con cadenas, candados y llavines, sin descuidar tampoco a Cuadrado y Quintana, quienes pudieran campear por su respeto si la marca se concentra demasiado en James.
Si contra Chile los auriverdes sintieron la presión al límite, ahora no quiero estar en su pellejo, porque los fanáticos en las tribunas de la Arena Castelao tendrán una corneta en una mano, y una guillotina en la otra. Que gane el jogo bonito.

jueves, 3 de julio de 2014

Agonía albiceleste

Por Lemay Padrón Oliveros 

Si usted no sabe lo que es sufrir, siga a la selección argentina en el Mundial de Brasil-2014. No sé si ya la fase de aprendizaje acabó, luego de cuatro victorias agónicas en las cuales han sobresalido más dudas que certezas, a lo mejor todavía puede llenar su planilla y pasar el curso; los que lo hicimos desde el inicio del certamen no tenemos dinero para pagar lo bien que nos han impartido esa asignatura los pupilos de Alejandro Sabella.
Bailando todo el tiempo sobre la cuerda floja, a la espera de que el genio Lionel Messi frote la lámpara y rezando porque no le lleguen balones demasiado complicados a la defensa o al portero, de lo peorcito de esta Copa aunque hasta ahora haya respondido. No importan las actuaciones hasta ahora, sabemos que a la entrada o a la salida la van a hacer.
Por eso Argentina necesita IMPERIOSAMENTE acompañamiento para Messi. Al fin Di María dio un buen partido, porque esta vez a su entrega añadió calidad en los pases, menos egoísmo con el balón en sus pies, y una definición exacta para evitar la lotería de los penales ante una Suiza que, fiel al libreto visto en Brasil-2014, se encerró atrás y trató de amordazar al cuatro veces ganador del Balón de Oro, empeñado en seguir siendo respondón a pesar de todo.
Han sido ellos dos, junto al pulmón Mascherano, los que mantienen con vida a la albiceleste, urgida de mejor movimiento de pelota en el centro del campo para que Messi no tenga que ir tan abajo a iniciar las jugadas. Se vio en este partido contra los suizos; siempre que agarró el balón en las cercanías del área grande, sembró el terror en la defensa rival.
Por eso hace falta alguien capaz de mover la Brazuca desde la zona defensiva hasta allí. Gago no ha funcionado, a Biglia se le ha visto poco, a Maxi Sabella no lo ha probado, y el resultado es que seguimos esperando por mayor asociación en el mediocampo.
En la delantera Higuaín se mostró en mala forma física, lento e incapaz de arrastrar marcas para liberarle caminos a Messi, que siempre lo ha preferido como socio en el frente de ataque. A lo mejor se recupera el Kun para el próximo partido, pero de cualquier manera quien esté allá adelante tiene que moverse mucho más.
Se viene Bélgica, y quizás le juegue más abierto, como hizo Nigeria, y sólo así se vio la mejor versión del conjunto albiceleste, pero ojo, si te atacan más también tendrás que estar más atento en defensa. O sea, que en todo caso, el curso de Sufrimiento acelerado no terminará tan pronto. Lo bueno es que después de sufrir tanto también se goza por toneladas, ahí se lo dejo.

miércoles, 2 de julio de 2014

La casi venganza de los Zorros


Por Lemay Padrón Oliveros

El Mariscal Erwin Rommel debe haberse removido en su tumba este lunes cuando los tanques de sus Afrika Korps casi son torpedeados por los Zorros del Desierto argelinos en una desigual batalla desde casi todos los puntos de vista.
El asedio de la armada teutona fue constante, pero, cual guerra de guerrillas, de vez en cuando Argelia lanzaba balonazos buscando, y alcanzado, las espaldas de los muy altos pero lentos zagueros alemanes, y salvaba la retaguardia Manuel Neuer, reconvertido en último hombre y remache para apuntalar cualquier brecha saliendo a jugar con los pies.
Como era de esperar, el mayor dominio fue de quienes poseían mayor poder de fuego, pero las escaramuzas a veces deciden las grandes batallas, y con una mayor puntería de sus francotiradores, el ejército verde pudo haber salido airoso.
En las postrimerías el físico le jugó una mala pasada a las huestes africanas, que en esta reedición de la II Guerra Mundial cambió la arena por el pasto, y la permuta no les salió buena.
Motivación les sobraba a los norafricanos, por haber hecho historia ya y porque tenían una espina clavada desde hace más de tres décadas, cuando Alemania les vetó el paso a los octavos de final con un oprobioso acuerdo con Austria que puso punto final a los arreglos de partidos en las últimas fechas de grupo, porque de ahí en adelante se disputaron siempre a la misma hora, en todo tipo de competencias con este formato.
Lavar esa afrenta era el tatuaje que lucían en su frente los argelinos, guiados por un Feghouli al cual no le importó para nada salir al campo vendado por una herida sufrida en una batalla anterior.
Espoleados por todo lo que les ofrecía la historia, esta vez los africanos no necesitaron un Montgomery traído del norte industrial para sembrar la desconfianza en sus rivales, aunque no hayan completado la tarea.
De cualquier manera, el Porto Alegre de 2014 no fue como el África de 1941 para los tanques alemanes. Volvieron a ganar la batalla, pero sufrieron en demasía, y dejaron demasiadas dudas de cara a su próximo escollo, la más convincente Francia. A lo mejor los galos tienen que agradecerle a su excolonia el desgaste con que llegarán las hordas germánicas.

martes, 1 de julio de 2014

Tres minutos


Por Lemay Padrón Oliveros 

180 segundos. Nada en la vida de una persona, todo para los mexicanos y sus seguidores alrededor del mundo este domingo. Apenas ese tiempo separó a México de hacer historia en Brasil-2014, cuando le ganaban a Holanda, la poderosa Holanda, en su cruce de octavos de final.
Fue la triste vuelta a la realidad del mejor México de la historia, el que pudo romper por primera vez la barrera de los octavos fuera de su país, y nada menos que ante el equipo que todavía resuena con su mayúscula goleada en la fecha inicial contra la todavía campeona del mundo, España.
El Tri luchó con garra, pero entregó poco a poco la pelota, y lo pago caro, carísimo. Mientras peleó de tú por tú mantuvo a los europeos lo suficientemente preocupados en defensa como para que no se pudieran asociar en ataque.
La salida tempranera de Nigel de Jong le abrió a los aztecas la posibilidad de dominar el mediocampo, y la aprovecharon muy bien gracias a las habilidades de Giovanni Dos Santos y Héctor Herrera, pero Miguel Herrera sacó demasiado pronto a Gio, y con la lesión de su zaguero central Héctor Moreno la defensa se resintió demasiado.
Memo Ochoa volvió a ser figura y paró todo lo que pudo, pero el bombazo de Snejder era imparable, y luego llegó el penal inexistente de Rafa Márquez, que ya era superado a placer por Robben una y otra vez.
No obstante, la otra de Robben sí era penal, así que el árbitro al final se equivoca dos veces, pero no me parece que altere demasiado el resultado. México lo tuvo en sus manos y lo dejó escapar, como casi le ocurre más tarde a Costa Rica, pero con la diferencia de que ya los ticos no tenían piernas para hacer otra cosa que aguantar el resultado, luego de jugar con uno menos buena parte del segundo tiempo, y los alargues.
De cualquier manera, me parece que fue muy meritoria la labor del Piojo al frente del Tri, que recogió hecho pedazos y lo convirtió en un equipo competitivo. Quizás por la historia no estaba preparado mentalmente para verse tan cerca de cuartos de final, pero todas las selecciones pasan por eso y ya México toca fuerte a las puertas, en cualquier momento se les abren.