Había una vez, una potente selección de voleibol de una pequeña islita del Caribe, que se veía con grandes posibilidades de alcanzar la medalla de oro en unos Juegos Olímpicos. Por diferentes razones, esa selección se desmembró, y la historia siguió siendo muy parecida durante más de una década, en la cual variaron las motivaciones y los métodos, pero el resultado fue el mismo: partir prácticamente de cero todos los años.
En varias ocasiones aficionados y especialistas han pedido el regreso de esas figuras, muchas de las cuales han manifestado públicamente su deseo de reincorporarse al equipo que los formó, pero nunca se dio ese paso.
Particularmente nunca me gustó esa opción, ni para este ni para ningún deporte, y no por los que se fueron precisamente, sino por los que se quedaron.
Por el deseo desenfrenado de ser campeón no me parece correcto decirle a quienes han echado pie en tierra y decidido comerse las verdes y las maduras que a la hora de ir a unos Juegos Olímpicos la nómina la integrarán aquellos que si bien no cometieron ningún delito, priorizaron sus intereses personales por sobre los del grupo. Puedo parecer retrógrado, pero al menos así pienso, y pido a quienes opinan lo contrario que se pongan por un momento en la piel de quienes siguieron tragando buches de sal mientras otros abandonaban el barco.
Ahora bien, según la legislación aprobada recientemente, ya todos podrán contratarse fuera del país, y esto los pone en igualdad de condiciones con quienes se marcharon previamente. Hay casos y casos, pero a la mayoría el único reproche que se les puede hacer es el moral, por las razones expuestas anteriormente, si se le va a hacer alguno.
Los beneficios deportivos que aportarían estos hombres nunca han sido puestos en duda, y se hacen cada vez más necesarios para evitar los baches generacionales provocados en esta última década por la pérdida de atletas y la promoción acelerada de otros todavía no listos para asumir compromisos tan importantes como una Liga, un Campeonato Mundial o un preolímpico.
De momento se han desmentido los contactos con algunos jugadores, cuya disposición a reincorporarse al plantel ha quedado explícita, pero a la larga me parece que los tendremos de regreso, y yo al menos ya no tendré ningún reparo en verlos nuevamente con la casaca tricolor.
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