viernes, 12 de julio de 2013

Ni juveniles ni mayores, crisis en el voly cubano

Por Lemay Padrón Oliveros

El relevo está garantizado; es una frase recurrente que se repite sin cesar en todos los ámbitos, incluido el deportivo, y a veces con tanta ligereza que choca con la cruda realidad.
Uno de los deportes que blasona de esta máxima es el voleibol, y no sin razón, pues ninguno como el voly ha sufrido tanto la pérdida de figuras establecidas que por diferentes razones abandonan la selección nacional.
Para un deporte de laboratorio, cuyo campeonato nacional dista muchísimo de ser lo ideal, nadar en estas turbulentas aguas es demasiado exigente. Hay relevo, es verdad, pero tienen que quemar etapas, y entonces no podemos tener resultados ni con unos ni con otros.
La Liga Mundial vio nuevamente a un plantel caribeño plagado de bisoños, con muy poca experiencia competitiva, y el saldo en ganados y perdidos así lo reflejó cruelmente. Las chicas esperan para debutar en el Grand Prix, pero ya se llevaron varios reveses en una gira amistosa por China.
De manera similar, las selecciones juveniles quedaron por debajo en sus compromisos de la temporada. Los varones no pasaron de un séptimo puesto en el Mundial sub-19 concluido hace unos días en México, luego de venir de un tercer escaño, y las chicas ni siquiera avanzaron al certamen del orbe de su categoría, a pesar de que el torneo clasificatorio se celebró en La Habana.
Claro, en el caso de los chicos, muy diferente hubiera sido el resultado si en sus filas hubieran competido Danger Quintana, Lázaro Fundora o Abraham Alfonso, todos con la edad requerida para actuar en suelo azteca.
Pero la escuadra mayor los necesitaba, y entonces se apura a un muchacho que todavía no está lo suficientemente maduro como para asumir un compromiso de tal magnitud, y el desenlace es apenas la ganancia en experiencia del voleibolista, el mismo que quizás en par de años también decide tomar otro rumbo y echa en saco roto la formación recibida hasta ese momento.
Por tanto, no es tanto que no existe el relevo, sino que no hay sistema deportivo que aguante tanta inestabilidad.
Piense nada más en los talentos que ha perdido Cuba en los últimos cinco años, y si los suma a los actuales, podríamos tener actuaciones muchísimo más decorosas en todas las categorías.
Hasta ahora lo único concreto han sido sanciones a quienes últimamente se montan en el tren de “no quiero jugar más”, pero los pasos para evitar estas desagradables situaciones siguen sin darse.

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