jueves, 11 de julio de 2013

Ajedrez cubano: ¿Y las mujeres qué?

Por Lemay Padrón Oliveros

Muy buenas noticias ha brindado el ajedrez cubano este año, con brillantes actuaciones de nuestras principales figuras dentro y fuera de casa, pero si se mira bien, prácticamente todo es del sector varonil, las mujeres brillan por su ausencia.
Lo peor en este caso no es que las chicas no tengan el nivel cualitativo suficiente como para dejar su nombre en mayúsculas en torneos internacionales, si no que no reciben la misma cantidad de oportunidades que los varones.
Vale recordar como botón de muestra la medalla de oro en el tercer tablero conquistada por Yaniet Marrero en la Olimpiada de Khanti Mansisk-2010, y para no salir de ella, después de eso han sido escasas sus incursiones en competiciones fuera de la Isla.
El fenómeno no es exclusivo de Cuba, varias Grandes Maestras de todas las geografías se quejan por la escasa cantidad de certámenes exclusivamente para damas, pero en el caso cubano es peor, porque la gran mayoría de este tipo de lides acontece en Europa, y a las nuestras se les hace muy complicado concurrir.
Por supuesto, una cosa lleva a la otra, y si no se participa, no ganas y no puedes ser conocida, y por consecuencia ser invitada a otros torneos.
Es como la cola de la serpiente, que ya se confunde con la cabeza y no se sabe quien estuvo primero, si la gallina o el huevo, como la vieja disyuntiva.
Lo otro es competir con hombres, que es lo más difícil por la calidad a enfrentar, pero al parecer es la opción más propicia.
No es lo común en el mundo para las representantes del mal llamado sexo débil, solamente la húngara Yudit Polgar lo hace con alguna asiduidad, pero volvemos al problema del comienzo, la gran mayoría vive y juega en Europa y Asia, y los desplazamientos se les hacen menos complicados que a las latinoamericanas.
De cualquier manera, la alternativa tiene como punto en contra el hecho de que para hacer rentable económicamente un desplazamiento de esa magnitud es preciso obtener una buena ubicación en la tabla final de posiciones. 
En fin, el ajedrez femenino cubano se encuentra en una encrucijada bien compleja, y es preciso poner las neuronas a trabajar para hallar la solución más adecuada. Las chicas lo necesitan, lo merecen y lo piden a gritos.

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