miércoles, 13 de marzo de 2013

Otra vez Holanda

Por Lemay Padrón Oliveros
 
Pocos lo esperaban, pero sucedió de nuevo. Volvimos a tropezar con la misma piedra, como nos pasó en el Clásico anterior. Sólo que esta vez el rival no era el temible Japón, sino la atrevida Holanda, que lo hizo casi todo bien y volvió a doblegar a una escuadra cubana que estaba para mucho más en este torneo. Estaba para más, realmente, por lo mostrado sobre el terreno ante contrarios más exigentes, aunque muchos, incluido este redactor, no pensaron en un principio en que llegarían a San Francisco.
 Coincido con Víctor Mesa en que este no es el gran equipo como para que Cuba pierda dos veces, mucho menos en una misma semana, aunque ya nos han hecho sufrir bastante en los últimos años, y nos conocen de memoria. Tomen en cuenta que la mayoría de las conexiones a la hora cero las dieron los bateadores incluidos a última hora, los menos estudiados por ellos.
Puede interpretarse como irrespeto al rival, falta de deportividad, etc., pero nadie me puede convencer hoy de que Holanda es mejor equipo que Cuba. Igor Vissotski derrotó dos veces a Teófilo Stevenson y no le llagaba ni a la chancleta. Así es Holanda respecto a Cuba. Saquen los juegos contra Cuba y verán que este equipo es mediocre ante el resto del mundo (este de verdad, no el que juega los Mundiales), y me atrevo a decir que lo seguirá siendo en el resto del Clásico.
 Sencillamente, no se puede jugar tan mal a la pelota y aspirar a la victoria. Quizás contra un plantel inexperto como Brasil o China los errores no se pagan tan caro, pero estos tulipanes son camajanes viejos y no se les puede regalar nada. Una cosa es que no sean mejores que Cuba, y otra muy distinta es atreverse a decir que no saben jugar pelota. Es más, desde el punto de vista sicológico diría que están mil kilómetros por encima de Cuba, y por ahí mismo se fue el desafío.
Errores que van a las estadísticas y otros mentales en lances fáciles volvieron a pasarnos factura, y eso solo puede entenderse bajo el tamiz de la enorme presión con la cual juegan estos peloteros. Además de topar más con este tipo de pelota, algo vital para no “chocar” con el monstruo cada cuatro años, se impone entender que esto es un juego. Nadie va a morir si no se gana, aunque duela, y mucho.
 Sé que muchos critican a este o aquel pelotero, pero recordemos que ellos en primer lugar defienden nuestros colores por una decisión personal, cuando pudieran ganar millones en otros países. Todos queremos ganar, pero no se puede hacer de eso una espada de Damocles, no se puede echar tanta presión sobre jóvenes de veinte y tantos años, sin que esto signifique eludir la responsabilidad. Una cosa es sentirse responsable por tu actuación individual y la del equipo, y otra sentir sobre ti todo el tiempo la mirada del prójimo lista para saltarte a la yugular en el mínimo desliz.
Lo bueno de las derrotas es que enseñan, y como Víctor decía, nuestros peloteros necesitan jugar a este nivel, ojalá más pronto que tarde los juegos del Clásico sean interiorizados como uno más para los nuestros.

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