sábado, 12 de enero de 2013

El reto de Merrit

Por  Lemay Padrón Oliveros

Los oídos de Dayron Robles deben haber sonado bastante por estos días. Seguramente él y sus allegados comentaron el reto que les lanzó el estadounidense Aries Merritt a él y al chino Liu Xiang.
 Los respeto y los admiro mucho y tengo muchas ganas de correr con ellos, dijo Merritt a la prensa en la ciudad española de Barcelona, ante la posibilidad de enfrentarse al caribeño y al asiático.
 El norteño, que estuvo imbatible en esta campaña, con título olímpico y récord mundial incluido, no coincidió con los dos a la vez en ninguna oportunidad en esta temporada, y por eso su sueño de partir junto a ellos en alguna lid de nivel.
 Es la carrera que todo el mundo quiere ver también, con los tres más recientes recordistas mundiales y campeones olímpicos, nunca antes en la historia coincidentes en tiempo y espacio.
 Lo de Merritt este año ha sido cosa de otro mundo, y algunos incluso le lanzan la sombra del dopaje encima, pero el chico salió ileso de Londres-2012, donde muchos coinciden en que se aplicó lo más moderno para detectar tramposos, así que, al menos de momento, debemos hacer mutis.
 No obstante, ya el nativo de Chicago tiene 27 años en sus costillas, y si Robles tuvo un bajón después de coronarse en Beijing-2008 con solamente 21 abriles, lo mismo le puede pasar a él ahora.
 La cita está marcada con letras rojas en el calendario de los tres: el Campeonato Mundial de atletismo al aire libre, con sede en Moscú del 10 al 18 de agosto próximos. Allí para el nuestro seguirá pendiente la espina de no ser todavía titular planetario en estadios no techados, y sería excelente acabar con todos sus fantasmas de una vez por todas.
 Tanto a él como a Liu les han perseguido las lesiones, y eso ha abierto el diapasón a otros corredores, pero estando saludables, nadie duda de que son los rivales a batir.
 Ojalá Dayron tenga todo el apoyo espiritual y material que necesita para tener al ciento por ciento su salud mental y física. Solamente así podrá conseguir que Merritt vea trastocadas sus palabras valla por valla.

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