viernes, 15 de junio de 2012

Helsinki-1952: el debut de la Unión Soviética

Por Lemay Padrón Oliveros

Los Juegos Olímpicos de Helsinki fueron inaugurados en medio de la lluvia el 19 de julio de 1952, y marcaron el debut de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), para romper cuatro décadas de ausencia rusa en citas estivales.
 La organización había guardado en secreto el nombre del portador de la antorcha, pero cuando los 70 mil espectadores que presenciaban la ceremonia inaugural reconocieron al finlandés Paavo Nurmi, el estadio estalló de alegría, gritando su nombre.
 Fue un magnifico homenaje al excepcional corredor, quien había logrado 12 medallas olímpicas, nueve de ellas de oro, y un intento de resarcir la injusticia que había cometido el Comité Olímpico Internacional (COI), por acusar al corredor de profesionalismo.
 Nurmi, entonces con 55 años de edad, le pasó la tea a otro gran corredor, Hannes Kolehmainen, quien se encargó de encender el pebetero olímpico.
 Por primera vez la Unión Soviética es una de las naciones participantes, y desde esa aparición inicial sus atletas causan gran impresión, al finalizar en el segundo escaño del medallero general con 71 medallas, de ellas 22 de oro, solamente por detrás de Estados Unidos (76 preseas, 40 del brilloso metal).
 En particular sobresalió la calidad de sus gimnastas, que iniciarían aquí una racha de 40 años de dominio total en la disciplina, hasta la desintegración de la URSS en 1992.

Zatopek asaltó la gloria.
Sin embargo, la gran figura de la justa fue el fondista checoslovaco Emil Zatopek, quien en Londres-1948 había conseguido el oro en los 10 mil y la plata en los cinco mil.
 En Helsinki ganó esas dos distancias con tan solo una hora de diferencia entre las finales, y luego se tituló también en la carrera de la maratón pese a ser esta su primera incursión en esa prueba. Además, en cada una implantó récord olímpico.
 Su esposa Dana Zatopeka no quiso quedarse detrás y venció en la prueba de lanzamiento de jabalina. Fue el primer caso de un matrimonio de titulares en campo y pista en la historia de los Juegos.
 Un segundo matrimonio resultó titular en esta justa, el formado por los húngaros Dezso y Eve Gyarmati. El integró el equipo triunfador en el polo acuático y ella ganó los 200 metros pecho en la natación.
 Otro destacado fue el decatlonista estadounidense Bob Mathias, quien repitió el título conseguido en Londres con tan solo 17 años de edad, ahora tras totalizar ocho mil 887 puntos, su tercera marca mundial en tan solo tres años.
 Sin embargo, no pudo ampliar su historial olímpico porque a principios de 1953 publicó un artículo que denunciaba aspectos negativos del deporte estudiantil norteamericano y lo acusaron de profesionalismo por haberlo cobrado. Como resultado fue vetado para siempre del olimpismo.
 América Latina brilló con luz propia gracias al triplista brasileño Ademar Ferreira da Silva, quien ganó aquí su primer título olímpico en esta especialidad, con brinco de 16 metros y 22 centímetros. Luego adicionaría el de Melbourne-1956.
 Entre las novedades tecnológicas de los Juegos estuvo la técnica del foto-finish, que le dio el triunfo en los 100 metros planos al estadounidense Lindy Remigino por delante del jamaicano Herbert McKenley.
 McKenley había sido decretado vencedor, pero al estudiarse la foto el norteño se había impuesto estrechamente.
 Curiosamente, Remigino llegó a Helsinki gracias también al foto-finish, pues en los trials de Estados Unidos había sido cuarto "a primera vista", pero la instantánea reveló que parte de su cuerpo entró primero a la meta.
 Pero la venganza jamaicana llegó en el relevo 4x400, que dejó escapar el oro en Londres-1948 por un tirón muscular de Arthur Wint, encargado del tercer tramo.
 Ahora no hubo casualidad y Wint, junto a McKenley, Leslie Laing y George Rhoden, rompió el récord mundial de la prueba por 4.3 segundos, una mejoría jamás alcanzada en una especialidad atlética de velocidad ni antes ni después del cronometraje electrónico.
 Dentro de la pista llamó la atención también la versatilidad de la soviética Alexandra Chudina, quien ganó medallas de plata en salto largo y lanzamiento de jabalina, y de bronce en salto alto.
 Por su parte, la francesa Madeleine Moreau fue la primera clavadista no americana en colarse en un podio de su especialidad, incluida en los Juegos de Amberes-1920, al ubicarse segunda en el trampolín.
 Otra fémina destacada fue la jinete danesa Lis Hartel, una de las primeras mujeres a quienes se les permitió competir en igualdad de condiciones con los hombres.
 A Hartel había que ayudarla a subir y bajar de su caballo Jubileo como consecuencia de una parálisis de las rodillas hacia abajo por la poliomielitis sufrida ocho años atrás, pero así y todo ocupó el segundo lugar en doma, puesto que repitió en Melbourne.
 Discapacitado era también, pero solamente hasta unos años previos a los Juegos, el saltador estadounidense Walter Davis, quien a los ocho años de edad padeció de poliomielitis, hasta los 13 estuvo en silla de ruedas y no caminaba sin ayuda de muletas, pero se llevó el oro.
 Por la delegación sueca sobresalió igualmente el carpintero Lars Hall, al convertirse en el primer civil en ganar la prueba de pentatlón moderno, aunque estuvo a punto de ser descalificado.
 En el momento de comenzar la prueba de tiro el escandinavo se encontraba aún en la Villa Olímpica, pues se había quedado dormido, y llegó al escenario de la lid 20 minutos después de la hora en que debió competir.
 Por fortuna hubo un retraso por la protesta de un concursante y el sueco pudo ocupar su lugar en la línea de tiro. Hall también ganó plata por equipos, y cuatro años más tarde se convirtió en el único pentatlonista capaz de ganar dos cetros consecutivos.
 La suerte también sonrió a Yugoslavia en polo acuático, pues tras perder ante Holanda en la segunda ronda del torneo, acusó al árbitro de haber cometido dos graves faltas de juicio durante el juego.
 El jurado de apelaciones dio la razón a los yugoslavos y ordenó la repetición de ese partido, ganado entonces por éstos.
 A la postre empataron en el lugar de honor con los húngaros, aunque debieron conformarse con las medallas de plata por gol average, segunda vez que Hungría obtenía el título de esa forma, pues en Berlín-1936 ocurrió lo mismo, pero esa vez empatada con Alemania.
 La cita fue clausurada el 3 de agosto, y la opinión de la gran mayoría de los cinco mil 780 atletas en representación de 69 países fue tan positiva, que algunas hasta aconsejaron dejar a Finlandia como sede permanente de los Juegos Olímpicos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Write a book about Cuban boxers!

Lemay dijo...

I have a plan, maybe in the future.

Anónimo dijo...

I'll make a list of boxers who fought in the tournament Playa Giron :)