miércoles, 3 de agosto de 2011

Las Morenas de vuelta al Grand Prix

Por Lemay Padrón Oliveros

Sin la potencia y el favoritismo de años anteriores, la selección femenina cubana de voleibol competirá a partir de este viernes en el Grand Prix, certamen anual donde se reúne lo mejor de esta disciplina en el planeta, y del cual estuvieron ausentes en las dos últimos ediciones.
La chicas de Juan Carlos Gala competirán ahora en el grupo B, con un difícil debut ante Rusia, campeón mundial de 2010, pero aunque cayeran en ese encuentro una derrota les pudiera reportar más cosas positivas, en su afán de corregir el tiro de cara a oponentes de menos rango, pues salvo Brasil, el resto de sus contrarias lucen accesibles.
Como reconoció el propio Gala, el primer fin de semana, cuando rivalizarán también con Perú y Tailandia, debe resultar clave en sus aspiraciones, y el plan es alcanzar dos sonrisas.
Serán en total nueve desafíos, y de ganar los que deben ganar estarían entre los siete planteles con acceso a la final, donde acompañarían al anfitrión China del 24 al 28 de este mismo mes. Les beneficia el hecho de que no chocarán con nóminas exigentes como las de Italia, Alemania, China o Estados Unidos.
Por supuesto, en primer lugar se trata de lograr el acople necesario de esta nueva generación, cuyo sistema de juego ni siquiera ha sido establecido con absoluta claridad, y en dependencia del rival y el rendimiento pasa del tradicional 4-2 al más universal 5-1.
Las más veteranas Yanelis Santos, Kenia Carcacés y Yusidey Silié deben recibir la contribución necesaria de las demás regulares, quienes viajaron antes que el resto por problemas con los pasajes.
Para este año inicial tras el bache mencionado el sólo hecho de llegar a la final pudiera considerarse un éxito, teniendo en cuenta también lo agotador del calendario, con constantes traslados de Europa a Asia.
Los más soñadores pudieran pensar en acercarse al título conseguido en las recordadas ediciones de 1993 y 2000, o al subtítulo de 2008, pero en mi opinión esto no pasa de un caro anhelo, perdonable para quienes veneramos al deporte cubano.

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